Amar... Otra vez...

AMAR… OTRA VEZ…

Una amiga hace mucho tiempo me pidió que escribiese sobre el Amor. Y yo me preguntaba, ¿qué más puedo decir del amor? He tocado el tema del amor de padre, de hermano, de amigos y hasta el de pareja en mis escritos… pero no, ella quería que yo hablará de cómo amar tanto y que se rompan varias veces los corazones, produce en nosotros el sentimiento de rendirnos y no querer darnos más a los demás…

He pensado mucho en el tema, y debo complacerla, porque, es una realidad…

…

Amar… ese sabor dulce-amargo de querer a otro ser humano.

Todo el mundo habla del amor como experto. Todos: niños, jóvenes, adultos, y de cualquier profesión y clase social. Todos, todos alguna vez hemos amado…y nos han roto el corazón (o a veces nosotros mismos nos lo rompemos).

Hay muchas formas en que una persona salga lastimada luego de una relación ya sea breve o prolongada, ya sea antes, durante o después de un matrimonio. Hay muchas excusas, muchas recriminaciones, muchas lágrimas, muchos insultos, muchos “no responderé el mensaje”, “no atenderé la llamada”, “no le diré dónde estoy”…  También está el “no estoy enamorad@ de ti, me gusta otra persona”… o, “no eres tú, soy yo”… o, “eres tú el problema”…

¿Y qué pasa cuando te dicen eso? ¿Qué te ocurre? Nada… por fuera. Levantas la cabeza, algunos llorarán, otros no. Dirás algunas cosas de las que quizás te arrepientas después, o quizás luego pienses que lo que dijiste esa persona se lo merecía y te alejarás satisfecho… pero al llegar al santuario de tu habitación, cuarto, apartamento, es ahí cuando las lágrimas comenzarán a correr de manera abrupta y sin marcha atrás. Ahí es cuando a través de esas lágrimas comienzas a sentir el corazón vuelto trizas y destruido en mil pedazos, y que el pecho te duele… y te duele tanto que no sabes qué es lo te duele… no sabes si es adentro, al lado, no sabes. No ubicas tu corazón… está perdido, en algún lugar de tu pecho lastimado…

…

¿Recuerdas? ¿Recuerdas a ese hombre? ¿Recuerdas a esa mujer? Sigue lastimando, ¿verdad?... Tenías tiempo que ni pensabas en él o ella y vivías tranquil@ y feliz… y vengo yo a recordarte tiempos pasados dolorosos…

No fue ni es mi intención. Si te duele aún, es porque no lo has superado, y se hace indispensable que sanes por dentro, para sanar por fuera. Enfrentemos ese dolor que tienes en tu pecho y que aun no ha terminado de sanar…

Tienes que admitir a ti mismo todos tus errores que cometiste en la relación. ¿Sabías que no te quería y seguiste ahí? ¿Por qué? ¿Qué se esconde detrás de eso? ¿Una necesidad de no sentirte sóla? Y aún estando con él sabías que te sentías sóla, pero él te distraía… dependías de sus “buenos días” “buen provecho” y “buenas noches”… Te hacía sentir que alguien se interesaba por ti… pero ya tu sabías que no era la persona para ti, entonces, ¿por qué seguiste? Pregúntatelo y respóndete a ti misma o a ti mismo con toda la sinceridad del mundo, nadie sabrá la respuesta, sólo tú y el Dios en quién crees. Piénsalo y digiérelo… Y cuando tengas la respuesta, tienes que tomar la decisión de sanar.

Si es necesario busca algún tipo de ayuda profesional, búscala si vez que tu problema no es muy sencillo, si sientes que es un ciclo que constantemente recorres y te ocurre… ¿Siempre escoges el mismo tipo de hombre o mujer? ¿Siempre terminas alejándote o terminan dejándote sin que tu sepas la razón? La verdad es que sí la sabes, sólo tienes que admitirlo y liberarte de las cadenas del pasado.

No dependas de nadie para ser tú mismo… tu propio futuro depende de ti mismo o de ti misma, no de la pareja que escojas. Ella o él te complementará, te acompañará a cumplir tus sueños y tú también estarás con él o ella para ayudarlo a cumplir sus sueños. El trabajo del amor, es un trabajo en equipo donde ambos aportan parte de lo que se necesita para dejar de ser dos individuos apartes para ser uno sólo caminando en una dirección pero agarrados de manos y cumpliendo los sueños de ambos.

Duele amar, porque cuando duele es porque uno sólo amó más que el otro. Y si sólo uno amó, y lo más probable es que seas tú porque estás leyendo esto, entonces, te tengo una noticia: no es el amor verdadero que Dios quiere para ti. Si el amor no fue correspondido, entonces no era para ti… ¿Te fue infiel? ¿Te dijo cosas horribles sobre tus defectos que te lastimaron en lo más hondo? No te amó. No te ama. ¿Por qué entonces sigues aferrado a él o ella?

Una infidelidad es un arma de doble filo y es un tema muy delicado para hablarlo. Si es previo al matrimonio, yo no lo dudo: Finaliza la relación, porque si lo hizo tan temprano, lo hará de nuevo. Ahora bien, si lo hizo después del matrimonio, un matrimonio donde juraron ante Dios ser fieles, la cosa se pone difícil… porque sabemos que en los matrimonios no existe el Divorcio, al menos no ante los ojos de Dios… ¿entonces qué hacer? No hablaré de lo que indica la Iglesia sobre los divorcios o las personas vueltas a casar, porque es un tema muy amplio y con mucha controversia. Simplemente tengo el deber de decirte que antes de pensar en el divorcio, sobretodo cuando hay niños de por medio, se puede intentar el perdón, el trabajar la confianza de nuevo y el amor si aún está en la pareja… Para esto ambos deben estar dispuestos, tanto el que fue infiel, como la víctima de la infidelidad, quien tiene la mayor carga de perdonar y volver a intentar confiar en su pareja… No es fácil, porque sufriste la mentira, pero nada se pierde al intentarlo…

El detalle es todo el desgaste emocional que implica enamorarse, darlo todo por esa persona y que luego se termine la relación… ¿cómo pararte de nuevo y darte la oportunidad de ser feliz con otra persona? ¿cómo recuperar esa alegría en ti?

La respuesta se dice fácil, y se hace difícil: DEJÁNDOLO IR.

Cuando estudiabas, y pasabas de grado comprabas cuadernos y lápices nuevos para el nuevo año escolar, y cuando pasaste de básico a bachillerato tuviste que sacar todos los cuadernos y libros viejos y botarlos o regalarlos a alguien que iba a cursar esos grados… Es decir, LIMPIABAS tu vida del pasado. DEJABAS IR lo que ya no necesitabas… Esta rutina hay que aplicarlas en todas las facetas de nuestras vidas, ¿por qué no en el amor?

Te recomiendo un libro muy bueno que se llama “El Secreto del Amor” de Arielle Ford que te da unos ejercicios prácticos para dejar ir a la persona que no te conviene y dejar el espacio libre para que venga la persona correcta a tu vida. Lo único que NO recomiendo del libro es el altar que dice que hay que hacer, no lo comparto porque el único altar en mi vida es hacia el único Dios.

Ten fe en que tu alma gemela está en algún lugar del mundo y que Dios lo pondrá en tu camino para que se encuentren…

Y mientras no llegue, ora a Dios así:

“Señor, sé que puedo hablarte, que puedo confiarte cosas grandes y cosas pequeñas porque TU eres mi Señor. Quiero pedirte hoy algo muy especial.

Quiero poner en tus manos a la persona de la que algún día estaré enamorad@, aquella persona con quien compartiré mi vida entera. Te pido que la bendigas, la cuides y la ayudes. Donde quiera que ande, bendice su camino, conserva su ánimo, guía sus pasos, fortalece su corazón, muéstrale tu misericordia. No permitas que nada dañe su capacidad de amar. Aunque muy probablemente no conozco a esta persona todavía, llénala de alegría, hazla generosa y a mí ayúdame a ser mejor, hazme dign@ de estar a su lado.

Señor, que cuando vivamos juntos, seamos un verdadero Matrimonio, que podamos ser esposos en TU nombre… Donde quiera que se encuentre, bendice a esa persona tan especial, llénala de amor, y, finalmente, te pido que me ayudes a encontrarla. Amén.”

Porque tienes que tener claro que, quien no te ama no te merece en su vida, y si tú lo amas y él no o viceversa, no puedes aferrarte a lo que no será… Como dice una frase cuyo autor desconozco: “No trates como prioridad a quien te trata como opción” TU VALES ORO.

Y recuerda: Dios siempre te bendice y nunca te abandona…

Por: Liza Moussa.

Año 2012/2013.