El Estudiante.
Al despertar
el estudiante
con ojos
somnolientos
y boca
bostezante,
rezonga el
tener que madrugar
para así mismo
un futuro forjar.
Sale de casa
con ceño fruncido
y el cielo
amenaza con llorar.
El corazón
amargado del estudiante
gruñe por
tenerse que mojar.
Al llegar al
sitio de enseñanza
el cielo el
Sol le regaló,
más el
estudiante se queja de nuevo
pues, porque
tenía calor.
Entra al aula
de clases
con mirada
pedante,
y pasa con esa
actitud la mañana
hasta que al
mediodía le da hambre.
Llega a casa
con el estómago crujiendo
y gran
decepción con respecto al alimento.
Come obligado
pues no es de su agrado
y al instante
se acuesta obstinado.
Pasa el
estudiante el día malhumorado
y en la noche
se duerme cansado
para que a la
mañana siguiente
se despierte
igualmente amargado…
sin percatarse
del sol regalado,
de las
amistades probables,
del futuro
anhelante
y
lo que es más
grave
sin percatarse
de que vive,
come, se viste
y puede educarse
habiendo miles
que de eso no
son capaces
por razones
que no están a
su alcance.
Y si la
amargura del estudiante
no viene ni es
por lo material,
pues, que
estudie y luche
para esta vida
cambiar
y forjar un
nuevo mundo
con más
caridad.
Ese es el fin,
mi amigo estudiante,
futuro colega
y litigante,
no esperes
más, sigue adelante,
pero siempre
con sonrisa elegante,
ya que la vida
golpea, es cierto,
pero la
actitud vale cien por ciento.
Por: Liza Moussa.
26 de octubre de 2003.
3 comentarios:
Muy Bueno.. jeejjejje... y chistoso, pero es cierto... asi es el estudiante..!!
Siempre me ha gustado ese poema tuyo! Muy lindo y real!
Aún recuerdo esa época de estudiante universitario, que gran experiencia sin igual. Siempre hay los estudiantes fajados como los estudiantes flojos. Sea cual sea el caso lo que acabas de describir todo el que ha sido estudiante le ha sucedido.
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