sábado, 9 de junio de 2012

He Visto...

HE VISTO…

He visto a muchas personas dándose golpes de pecho por problemas familiares y/o económicos que dejan como huella un rostro hundido y demacrado.

He visto personas que están deprimidas y caminan arrastrando los pies como si vivieran con un peso en sus hombros que les es difícil de sostener.
He visto personas contentas y alegres, porque tienen con qué comer. Pero han robado, estafado y jugado sucio y con ese dinero han puesto comida en la mesa familiar… luego te das cuenta de que esa alegría es falsa, y la sonrisa se va transformando lenta y dolorosamente en una mueca.

He visto personas que ya no quieren vivir y no tienen el valor ni de hacerlo ni de dejar de hacerlo... y entonces se convierten en seres humanos que parecen que sólo están de paso, refunfuñando en las esquinas y con una nubecita negra encima de sus cabezas que los persigue donde sea.

He visto personas amargadas que han perdido el brillo en sus ojos… y ese brillo sólo lo recuperarán al sentir a Dios en su corazón...

He visto...

He visto la gran ausencia de Dios en el mundo.

He visto la amargura, la injusticia, la hipocresía...
He visto el dolor, la sangre, el rencor...
He visto la venganza, el odio, la desdicha...
He visto la lágrima, el hambre y el dolor...

He visto la enfermedad, la muerte, la desdicha...
He visto la lujuria, la maldad y la apatía...
He visto la inmoralidad, la codicia, la envidia...
También el deseo de lastimar y pisotear...

He visto y todos ustedes alguna vez lo han visto conmigo estén donde estén.

He visto a un mundo sin color, sin arcoíris... He visto el mundo en blanco y negro, y también en gris…

He visto al diablo que en todos los actos de malicia e injusticia está... porque ese ser maligno se apropia de los espacios vacíos que la gente deja en sus corazones cuando no quieren dejar entrar a Dios allí.

He visto la confusión, la desinformación... He visto el proceso de congelación de los sentimientos en un corazón… y lo he sentido también…

He leído la biografía de muchas personas con tan sólo verlos unos segundos a los ojos...

Pero ya…

Basta, por favor…

Ya no quiero ver... Es suficiente, mi Dios.

No quiero ver más lo que estamos empeñados en ver, creyendo que eso es todo lo que hay por ver.

Ya no quiero ver más tristezas en este mundo. Ya no quiero ver más hipocresía, ni maldad, ni amargura, ni injusticia, ni quiero ver más dolor en los ojos del prójimo, ni sangre inocente derramada por la inseguridad, ni quiero ver más rencor, ni venganza, ni odio, ni personas desdichadas... No quiero ver más hambre ni enfermedad, ni muerte, ni desdichas, ni lujuria, ni apatía... ni codicia, ni envidia...

¡BASTA!

Quiero ver el mundo a color. Quiero ver sonrisas en los niños, lágrimas de orgullo en los padres, quiero ver al mundo que he soñado… ¡Quiero que todos vean a Dios…! porque sólo viéndolo a Él en los ojos de todos nuestros hermanos, podremos construir una mejor humanidad y poder dejar la maldad a un lado. Sólo así sabremos que hay un camino distinto, y ese camino es Dios.

Como dice el poema de Arturo Machado:

“(…) Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar (...) ”.


Mahatma Ghandi dijo una vez: “No hay caminos para la paz, la PAZ es el camino.”

Y la paz, la construimos todos. Ellos, ellas, él, ella, pero también TU… y también yo.

Ya basta de ver lo que vimos, es hora de ver lo que Dios ha puesto en el mundo, es hora de ver el amor, el cariño y la amistad. Es hora de VER la VERDAD que muchos quieren ocultar. Es hora de ver a Dios. Es hora. Ya basta.

¿Tu también estás cansado de ver el mundo hundido en la miseria y en la maldad? ¿Estás dispuesto a ayudar? Pues, deja de quejarte y brinda amor al prójimo. Bríndalo antes de que te lo brinden a ti… ¡Rompamos el círculo vicioso del egoísmo y demos una mano al mundo! ¿Cómo? Busca tus talentos, busca el don que Dios puso en tu alma… y ese don úsalo para el bien…

Quiero terminar con estas palabras que hace mucho tiempo leí en internet y que fueron encontradas en la lápida de un obispo anglicano en la Abadía de Westminster:

Cuando era joven y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo. Según fui haciéndome mayor, pensé que no había modo de cambiar el mundo, así que me propuse un objetivo más modesto e intenté cambiar solo mi país. Pero con el tiempo me pareció también imposible. Cuando llegué a la vejez, me conformé con intentar cambiar a mi familia, a los más cercanos a mí. Pero tampoco conseguí casi nada. Ahora, en mi lecho de muerte, de repente he comprendido una cosa: Si hubiera empezado por intentar cambiarme a mí mismo, tal vez mi familia habría seguido mi ejemplo y habría cambiado, y con su inspiración y aliento quizá habría sido capaz de cambiar mi país y -quien sabe- tal vez incluso hubiera podido cambiar el mundo.

¡CAMBIEMOS EL MUNDO! ¡EMPIEZA HOY!

Dios te bendiga.

Por: Liza Moussa.
Fecha: 29/11/2011.

2 comentarios:

Charlie dijo...

Si me dijeran que hiciera un resumen de este escrito, realmente no podría mi resumen sería dejarlos tal cual está.

"He visto personas contentas y alegres, porque tienen con qué comer. Pero han robado, estafado y jugado sucio y con ese dinero han puesto comida en la mesa familiar…" Digamos que ese dinero lo han puesto comida en la mesa familiar por no decir que la casa que tienen, el carro, joyas y demás vienes materiales provienen de técnicas ilegales o que sencillamente han destruido y esclavizado personas para conseguir su fortuna.

Evadir impuestos es ilegal, quemar un negocio para cobrar el seguro es ilegal, pagarle a sus empleados menos del sueldo mínimo es ilegal, hacer trabajar a sus empleados los 7 días de la semana es ilegal, eliminar y crear una compañía para cada año fiscal es ilegal, comprar mercancía robada es ilegal. Es así como muchos elogian su riqueza diciendo que creen en Dios sobre todas las cosas cuando en realidad su Dios es el dinero y como de lugar se ha de obtener.

Vivimos en un mundo realmente difícil de cambiar, donde los 7 pecados capitales mandan:
Lujuria: es usualmente considerada como el pecado producido por los pensamientos excesivos de naturaleza sexual.
Gula: se identifica con la glotonería, el consumo excesivo de comida y bebida.
Avaricia: un pecado de exceso. Sin embargo, la avaricia (vista por la Iglesia) aplica sólo a la adquisición de riquezas en particular.
Pereza: es el más «metafísico» de los pecados capitales, en cuanto está referido a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo. Es también el que más problemas causa en su denominación. La simple «pereza», más aún el «ocio», no parecen constituir una falta.
Ira: puede ser descrita como un sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enfado.
Envidia: e caracteriza por un deseo insaciable, sin embargo, difieren por dos grandes razones: Primero, la avaricia está más asociada con bienes materiales, mientras que la envidia puede ser más general; segundo, aquellos que cometen el pecado de la envidia desean algo que alguien más tiene, y que perciben que a ellos les hace falta, y a consiguiente desean el mal al prójimo, y se sienten bien con el mal ajeno.
Soberbia: es considerado el original y más serio de los pecados capitales, y de hecho, es también la principal fuente de la que derivan los otros. Es identificado como un deseo por ser más importante o atractivo que los demás, fallando en halagar a los otros.

Liza Moussa dijo...

COMENTARIO DE Ana Escobar DESDE EL GRUPO "HISTORIAS DE REFLEXION" EN FACEBOOK EL 14 DE JUNIO DE 2012:

"Espectacular de verdad es para reflexionar!!!bravo liza"

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