DILEMA ENTRE LA JUSTICIA Y LO JUSTO.
Justicia: “Constans et perpetua voluntas jus suum cuique tribuendi” traducido
del latín estas palabras de Justiniano de la siguiente forma “es la voluntad constante y perpetua de dar a
cada quien lo que le corresponda”.
La palabra “justicia” tiene tantos
significados como personas existen en el mundo. Mientras unos dicen que es
justo que una persona haga con su vida y cuerpo lo que quiera, otros dirán que
ESO es injusto y que lo justo es vivir de determinada manera y con determinados
valores preestablecidos por determinado círculo social.
Igualmente, mientras muchos
concuerdan en que ha de aprobarse el aborto, la eutanasia y el matrimonio entre
personas del mismo sexo, otro grupo de seres humanos rechazan estas ideas reclamándolas
como injustas ya sea para un no-nacido, un anciano deprimido, o un posible niño
adoptado o por dos papás o por dos mamás, respectivamente, considerando eso injusto y antinatural para
las personas involucradas.
Del mismo modo y en el mismo paquete,
por decirlo de alguna forma, se encuentra la pena de muerte. Muchos afirman que
ésta pena ha de aplicarse a los cometedores de los crímenes más reprobables,
morbosos e impactantes para la sociedad, mientras otros muchos se niegan a
considerar justa esta pena por ser de igual modo cruel, reprobable y llena de
resentimiento ya que, como se dice, “si
me castigan con el mismo mal que te he hecho, ¿qué diferencia hay entre tu y
yo?”.
Aquí, en este problema vigente del
Derecho cabrían los análisis de muchos filósofos sobre el ser humano: su
naturaleza. ¿El ser humano es bueno o malo?... y con esta interrogante se
gastarían muchas hojas escritas –como ya se ha hecho- y aún así, como todos los
temas de filosofía o de la vida misma, quedaría, inconclusa y abierta a debates
y discusiones hasta tiempo indefinido.
A mí parecer, el ser humano nace
originalmente bueno, no malo, como explicaba San Agustín cuando decía que no
existe el mal, que lo que llamamos mal no es sino la ausencia o falta de bien.
Un bebé que no sabe hablar, pensar,
cantar, reír o simplemente entender, no se le debe considerar malo, sino que,
más bien, a la mayoría de los seres humanos le parecen tiernos y puros. Por
algo la Biblia hace referencia a Jesucristo cuando dice “dejen que los niños vengan a mí” y también “el que no es como los niños, no entrará al Reino de los Cielos”
pero ¿se refería a los niños que a los 12 años o más, siendo no tan niños,
matan, amenazan e incluso tienen relaciones promiscuas ya a esa edad? Pues, pienso
que sí… a ESOS niños y a TODOS los niños.
Las circunstancias de la vida de un
niño: su nacimiento, el comportamiento, el amor o falta de éste por parte de
sus padres o familiares, la indiferencia, el maltrato y muchos factores,
sobretodo en su primer año de edad, como decía y afirmaba el famoso neurólogo
Sigmund Freud, influyen sobremanera en el carácter y modo de desenvolverse de
una persona en la sociedad.
Si un niño desde que nació no ha
visto o conocido otra manera de vivir que robar y robe para alimentarse, ese
ser no es del todo malo, más tampoco bueno. Es necesario castigarlo, penarlo de
determinada forma, como debería de haber sido castigado en su niñez por hurtar
un lápiz, o veinte bolívares (Bs. 20,00), o lo que sea. Pero, ¿es el castigo
suficiente? Prisión o presidio por determinado tiempo, ¿es suficiente? A un
niño que hace algo malo, se le castiga sin ver televisión, sin teléfono o sin
salir a fiestas ¿pero será suficiente? Le pega cuando es chiquito en la mano y
le dice usted “¡eso no se hace! ¡Estás castigado!” ¿El niño entenderá qué
ocurrió y, lo más importante, por qué ocurrió? ¿Entenderá que robar es malo
porque no muchos tienen para comprar lápices, o porque al que le quitó los veinte
bolívares (Bs. 20,00) le faltó para el pasaje, o porque no es correcto actuar
así? No, no entenderá; por eso, junto con una pena dura y equitativa al mal
cometido, debe seguir a continuación, volviendo al caso del adulto, un
tratamiento psicológico con miras a que ese delincuente se reincorpore a la
sociedad y logre influir positivamente en ella.
Un ser humano a cualquier edad puede
cambiar y merecer, no una segunda oportunidad, sino varias, porque mientras hay
vida, hay esperanza de cambios y mejorías, siempre y cuando se estén tomando
cartas en el asunto.
Con la famosa pena de muerte lo que
se consigue es la supuesta y presunta “eliminación” de un problema que se
mantendrá latente en la indiferencia de la sociedad, para que la sociedad no
lidie con un ser problemático, o para evitar el gasto del gobierno de una o unas
personas más en el penitenciario, alimentándolas, pagando a los defensores o
los gastos de un juicio. Lo que se consigue es, simplemente, poner en silencio
una falta de valores enormes que grita a todo pulmón la sociedad actual.
Muy bien y hasta fácilmente se puede
vender la idea de la pena de muerte a través de los medios de comunicación a la
sociedad de manera tergiversada o exagerada como se intenta o se hace con la
eutanasia. La manera de hacerlo es como lo están haciendo últimamente y
buscando, por ejemplo, un caso donde se personifique a un delincuente como el
mismísimo engendro del diablo que hizo gran cantidad de violaciones a niños,
mujeres o ancianas… que les hizo lo que sea que les hizo, –más no diría
exageraciones porque pudo haber ocurrido- y mediante shows mediáticos, debates
y entrevistas a expertos intentarían satanizar al criminal diciéndole mediante
las imágenes de lo ocurrido que ese ser humano que mató o cometió determinado
crimen, merece igualmente morir, porque es lo justo, es darle al criminal lo
que le corresponde: muerto por muerte. Y, en ese caso, y con esos medios de
persuasión, hasta yo misma podría creerme el cuento de que es equitativo el
castigo y justo ya que me comienzan a bombardear con frases famosas y
malinterpretadas como las del “ojo por ojo”… pero todos sabemos que eso no
sería correcto.
Tomando ya un ejemplo concreto, en
ciertos Estados estadounidenses existe la pena capital. Siendo un país
desarrollado y “de mundo”, ellos critican con todas sus fuerzas a países de oriente
o de cultura subdesarrollada por tener penas tan obsoletas como, en el caso de
un robo, donde cortan la mano que cometió el robo, y penas tipo “ojo por ojo”
basándose en el criterio de que son penas extremistas, obsoletas, inservibles y
por sobretodo, injustas, pero tienen ellos una pena en su propio territorio que
es idéntica en su fin y medio. ¿No deberían ellos darnos el ejemplo?.
JUSTICIA…
Platón decía “sólo el justo es feliz y desdichado el injusto”… Si se mata al
criminal ¿creen que los familiares de la víctima se sentirán mejor? Ya el mal
está hecho… No se puede justificar un crimen, alegando la comisión de otro.
La víctima siempre se verá afectada
por lo arrebatado, y el delincuente por su vida o falta de ejemplo positivo en
ella. Ambos necesitarán tratamiento para superar sus pérdidas o vivencias, y
ninguna será objetivo a la hora de juzgar o sancionar. Entran allí los
legisladores, abogados, y jueces, quienes deben tener conducta moral intachable
y con una concepción de valores muy bien definida para poder lograr justicia,
equidad y la felicidad de la sociedad, quienes también deberán buscar sus
caminos hacia el interior y ser justos consigo mismos para ser justos con los
que los rodean, teniendo paz en sus corazones.
Hans Kelsen ha dicho “un orden social será justo cuando garantice
la libertad individual. La idea de justicia se transforma de un principio que
garantiza la libertad individual de todos en un orden social que protege
determinados intereses considerados esenciales por la mayoría de los miembros
de la sociedad. El problema se produce cuando aparecen intereses en conflicto,
debido a diferentes escalas de valores que manejan los miembros de una
sociedad; aquí es cuando actúa la justicia”.
En la filosofía actual, nos estamos
dejando llevar por el individualismo egoísta y por lo tanto injusto y parcial.
Hay que retomar, de algún modo, a la compasión, a la no indiferencia, y a la
verdadera IGUALDAD JUSTA; no la igualdad egoísta y cerrada que a la final, nada
solucionará, sino a la verdadera justicia objetiva e imparcial que no se deje
llevar por modas del momento ni que cambien, en su esencia, con los tiempos,
confirmando lo dicho por Kelsen de que es en esos momentos en donde actúa la
justicia.
Por: Liza Moussa.
Fecha: Mayo/2005, modificado el 26/01/2013.
1 comentarios:
Dicen que "Cuando un hombre pide justicia es que quiere que le den la razón.", al leer esto me recuerda la película "La Naranja Mecánica" donde un individuo violento (además de asesino y violador) es encarcelado y prueban con el métodos de psicología para hacerlo cambiar en vez de castigarle severamente o sentarlo en la silla eléctrica. En la película increíblemente el método (aunque un poco ortodoxo) funcionó en el individuo y quedó en libertad, ese individuo que salió a la calle era prácticamente otra persona sin embargo la misma sociedad que lo recordó se encargó de tomar la justicia por sus propias manos hasta acabar con él.
Como dice el rapero Rekeson "En Venezuela hay tanta sed de sangre porque hay un doliente de cada muerto", difícilmente las personas pueden poner en práctica lo que dijo Jesús: "Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda."
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