Hermanos Que No Pelean, No Son Hermanos.

HERMANOS QUE NO PELEAN, NO SON HERMANOS.

Dedicado a mi hermano mayor Bakhos M.A.

Imagínense a dos niños, menos de 5 años cada uno, caminando en verdes praderas y alrededor de flores multicolores, bajo un sol piadoso que da brillo al día pero no quema con su calor, abrazándose y diciéndose “te quiero, hermanito”… ¿te lo imaginas? Pues bien, deja de imaginártelo porque así no son los hermanos verdaderos.

Imagínate ahora a ti misma jugando con tus muñecas y llega tu hermano con su Tortuga Ninja y te dice “iiiiiá, muere, Barbie, muere” y tu te quedas viendo como golpea a tu barbie con los ojos aguados… o, imagínate mejor una escena donde tu hermano y tu están frente a tu padre molesto por algo que ocurrió y sale tu hermano a decir “¡Fue mi hermana, papi!” y tu sorprendida porque eres inocente te calas el regaño de palabras duras, y la mirada de reproche de tu padre, y para colmo finaliza tu padre “… ¡y estás castigada!”… O puedes imaginarte, también, cómo tu hermano le enseña a los loros de los vecinos de al frente a que te insulten con ese apodo que tanto te disgusta, y que cada vez que pases al frente de ellos te digan los loros lo que tan bien le enseñó tu hermano… ¿bello ,verdad? Pero bueno, hermanos que no pelean, no son hermanos.

Han sido 24 años en compañía de mi hermano. ¡Cómo hemos peleado, discutido, insultado, pegado, etc, etc! Y siempre terminábamos con el grito “¡Maaaaamiiiiii, Bibo hizo esto!” o “¡Maaaaamiiiii, dile a Bibo que me deje!”

Pero ¿saben? Así como recuerdo las maldades que me hacía mi hermano (que no eran pocas, la verdad), recuerdo con el corazón chiquito los buenos momentos, los buenos ratos. En Bachillerato había un muchacho que siempre me fastidiaba. No había un día que no llegaba a mi casa quejándome (tenía yo 9 o 10 años y mi hermano 12). Hubo un día en que de verdad estaba muy molesta y mi hermano lo notó, y antes de salir del liceo, buscó al chamo y le regañó, le dijo de todo y lo amenaza diciéndole que se deje de meter conmigo. Funcionó… pero sólo por una semana. Aunque nunca olvido que tuvo la intención. También recuerdo que en las horas de almuerzo yo no era de comer las comidas de mi mamá, nunca me gustaba, y cuando mis padres se paraban de la mesa yo miraba a mi hermano con ojos de súplica y le decía “por fa, por fa, come lo que quedó de mi plato, anda, no puedo, en serio”. Y mi hermano, haciendo un esfuerzo descomunal (o al menos eso pensaba cuando chiquita) agarraba la comida y en 4 bocados lo terminaba. Cuando llevaba mi plato mi mamá satisfecha me decía “¿viste que si podías?” y yo diligentemente le decía “si, mami”.

Que lindos momentos, la verdad… escribiéndoles esto lo recuerdo con una sonrisa…

Todavía hoy en día nos peleamos. Él con sus 26 y yo con mis 24 años de vida, no pasa un día sin que nos digamos una frase irónica, lo vea feo, o él me vea mofándose de mi, etc. Pero al fin y al cabo es mi hermano… es ese hombre que a la hora de la verdad yo le contaba un problema y me aconsejaba o sólo me escuchaba… el que cuando me sentía muy mal por cosas que pasaban en casa, en la universidad, o en el trabajo, me escuchaba y consolaba, o sólo me hacía reír… Es ese hombre con el que, cuando estamos juntos y alguno de mis padres dice algo, cualquier cosa, y él y yo ya habíamos discutido sobre ese punto y pasa lo que predijimos, nos miramos y reímos y nos entendemos… es ese hombre con el que con una mueca, una torcida de ojos, una mirada amenazante, o una mofa, ya sabemos lo que está pensando el otro… Sé cuando dice una mentira, sé cuando no termina de decir una verdad, sé cuando es sincero, sé cuando se siente mal, sé cuando está molesto (bueno, esto no es tan difícil), pero nos conocemos tanto que él hasta se adelanta a lo que voy a decir cuando le quiero regañar algo (y la verdad es que termino riéndome en vez de regañarlo por su impertinencia).

Repito: hermanos que no pelean no son hermanos, porque es que esa es la naturaleza de rivalidad que siempre hay… pero aunque peleo mucho con él, lo quiero mucho (¡Dios, lo dije, ahora no me dejará olvidarlo nunca!)

Ojo, esperen, no adelanten conclusiones, mi hermano está vivo (no habrá quien crea que ando haciendo un homenaje póstumo: para nada…) simplemente aplico lo que se dice siempre: dile a quien quieres que lo quieres cuando este vivo, no vaya a ser que mañana sea demasiado tarde. Y eso es lo que estoy haciendo ahora.

Es mi hermano mayor, el que me fastidia, me obstina, me saca la piedra, me regaña, me molesta, pero también el que me quiere, me aconseja, me dice “gafa” cuando me estoy comportando como tal, me cocina a veces, me arregla la pc, el celular, el aire acondicionado, me levanta las cajas pesadas (y las livianas cuando me hago la loca), en fin… un hermano mayor: tremendo calvario, tremenda bendición.

¡TE QUIERO MUCHO HERMANOOOOOOO!

RECUERDA: La distancia es grande, pero nunca es grande para el corazón.

POR: Liza Moussa.

FECHA: 10-09-2010.